Economistas se dividen ante la decisión que pueda tomar el Banco Central
Advierten un mix de contrafuerzas. En la balanza están: volatilidad del dólar, deterioro de la economía local y global junto a los movimientos de tasa en el mundo.
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Una vez más el alza del Índice de Precios al Consumidor (IPC) sobrepasó las expectativas del mercado al subir 0,4% en febrero e impulsar la medición en doce meses hasta 3,9%, el techo del rango deseable para el Banco Central. Y la razón, según los distintos análisis de la plaza, fue el mayor traspaso a los valores de los bienes internos del alza que ha experimentado el dólar en el mercado local, el que incluso superó los $ 830 en la sesión del viernes.
A ello se suma que el escenario de debilidad económica que enfrenta el país por factores internos que se acentuó por los negativos efectos económicos de la expansión del coronavirus en el mundo, que llevó a una serie de bajas de tasas de interés en distintos países, siendo Estados Unidos la que más sorprendió.
Una combinación que dejó al ente emisor local ante una encrucijada de cara a la reunión de política monetaria del 31 de marzo con contrafuerzas evidentes que también mantienen divididos a los economistas sobre qué pasos seguirá el ente emisor en marzo.
¿Están las condiciones para ajustar en marzo?
La economista de Banco Santander, Sindy Olea, explica el espacio para un recorte está dado por la debilidad de la actividad, que se acentúa por los efectos del coronavirus, que tenderá a frenar las presiones inflacionarias a mediano plazo.
Pero eso no es todo porque la volatilidad de los mercados financieros y el hecho de que la inflación estará por sobre la meta durante algunos meses, también se incorporan el mix. Lo que la hace suponer que el Banco Central será "extremadamente cauto en sus decisiones".
Sin definirse sobre el momento en que actuará el Central, la economista reconoce que el riesgo de no recortar la tasa en la próxima reunión "sería llegar tarde y dificultar la recuperación de la economía" pero al tiempo añade que el interés ya está en niveles históricamente bajos, por lo que el efecto de un ajuste de 25 ó 50 puntos bases sería "acotado".
El economista senior de BTG Pactual Chile, Pablo Cruz, explica que a diferencia de lo que ocurre en otros países, la tasa de política monetaria (TPM) en Chile ya se encuentra en niveles "bien expansivos", lo que le quita la urgencia al Central por seguir a la FED en lo inmediato. Su apuesta está en mayo con un recorte de 50 pb "si el deterioro externo se mantiene".
En el mismo mes apuesta a que ocurrirá un ajuste el economista de BCI, Antonio Moncada. Pero lo condiciona a que el ente rector entregue en marzo un mensaje progresivamente más dovish (pesimista).
Lo que pondera Moncada es que por una parte está vigente el programa de intervención cambiaria que instauró el Banco Central desde fines de noviembre hasta mayo para contrarrestar la volatilidad que se originó por los hechos de violencia posteriores al 18 octubre Este antecedente "complica la opción de un recorte inesperado y dentro del corto plazo". Pero "el ciclo de mayor expansividad monetaria global, es un fenómeno que se instaló con fuerza y Chile no será la excepción".
Desde Scotiabank también se suman por un ajuste en mayo que ubicaría a la TPM en 1,25% y su proyección es que a diciembre esté en 1%.
Pero no todos tienen la misma lectura. El gerente de macroeconomía de Security Inversiones, César Guzmán, no comparte que el Central se vea limitado a actuar en marzo por las presiones inflacionarias observadas hasta febrero ni por el dólar que se encuentra en las nubes. Explica que la política monetaria se realiza mirando los próximos 12 a 24 meses, y "no con el último dato". Para él lo que primará en la balanza de la mayoría de los consejeros será más bien el nuevo escenario que se surgió con un deterioro "muy marcado" de la economía mundial. Para marzo espera un recorte de 50 pb y no descarta otro descuento de 25pb en abril.
El subgerente de macroeconomía de Econsult Capital, Mauricio Carrasco, también se inclina por la misma línea. Sin negar que efectivamente hay una fuerte depreciación del peso, que juega en contra de bajar la tasa de interés, mientras que las bajas de tasas en el mundo responden a un shock global, tiende a pensar que primará ese deterioro. Por lo que en Chile – aun cuando los movimientos de tasas son independientes de lo que suceda en el resto del mundo y que más bien depende de las condiciones internas- ve más probable que se baje la tasa a que no se haga.